martes, 8 de noviembre de 2011

MARÍA VIOLETA RODRÍGUEZ SOTO – CHILE


Y LA NOCHE CEGÓ TUS OJOS NEGROS

Dónde estaría la Violeta vendiendo sus ojos negros
quizás en Paris o en un casamiento de negros
donde lass violeteras adornan jardines
en tu patria, en el mundo , en Chillán viejo,
a la orila de una tertulia , con tantos , con pocos
o allá arriba con San Pedro entonando cuecas.

Quizás tus tiempos que no fueron nuestros
ahora los hicimos tuyos y de todos,
quién no ha querido volver a tus diecisiete
dar gracias a la vida por los Parra
por la Violeta chilena cantora, artista
por la mujer amante, otrora poeta a la vista.

Si de Violeta se trata en mi tierra ni hablar
de ella se canta, se recita, se versea
se animan las cantinas, las almas , los dolores
de mujeres cantoras que no son muchas
la de mirada honda , insinuante , la de antes
sólo ella sabrá donde vender sus ojos negros.


PARA VIOLETA PARRA


Lloró tu alma y la guitarra sabemos,
la petaquita vació todos los desamores
y junto al vino se engendró la música
nacieron pasiones, creaciones, canciones
quizás no aguantaste los remolinos de hielo
golpearon de veras, el alma se te hizo frágil.

No supe cuando fue la primera vez que supe que existías
sólo entiendo que en algo engendré el nombre que llevo
que las raíces de mi octava región tejieron redes
que allí el roble adornó inviernos de digueñes
que el sol nació cuando ya olvidaba tus ojos negros
que las ansias de espera por el amor que no llegó
nacen del frío cordillerano que cubre nuestra tierra.

No hubo sólo primaveras, sino veranos en tus manos
la vida también tapizó y sembró madreselvas en flor,
en el camino de los sueños y miradas de la Violeta
recorriendo mundos que no fueron los tuyos
aquellos que asombrados te conocieron después ,
como todo chileno apelando al ego tardío.

Si estuvieras ¿Serías tú la de siempre?
la nuestra, la del casamiento de negros
esa que nace en los dieciocho
y descansa en las fondas antiguas
en los encuentros folklóricos donde no puedes faltar.

Mujer que abriste puertas a nuestra creación
a reprender cantando al hombre que mudo asiente
a disfrazar de arte los dolores del alma
pero a ser madre de Ángel, de la Isabel,
talentosa aguerrida, pionera viajera chilena
gracias por mostrarnos una ruta segura
los aciertos que tantas capturan para ellas y otras
no sé de mi vida sin ti, sin Gabriela, sin ellas
sólo siento que tú querrás al fin descansar en paz.

Derechos Reservados © María Violeta Rodríguez Soto

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